El lugar de la Mancha...
En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…
Así empieza su discurso Cervantes, y a fe mía, que los investigadores han interpretado su sentido en armonía con historias inventadas por críticos basados en aventuras avellanedescas. De esta forma, para los historiadores el citado lugar es Argamasilla de Alba, para los estadísticos y matemáticos Villanueva de los Infantes y para los lingüistas Alcázar de San Juan, ya que ese lugar, extrañamente, nunca se citó en la obra; y así podríamos pasar el día enumerando diferentes sitios con el objeto de localizar ese lugar, fruto de la imaginación de Cervantes, y discutiendo que pueda ser uno de ellos, todos o ninguno, pues en El Quijote todo no siempre es como se cuenta ni las cosas son lo que parecen. En esto último baso el relato que os contaré a continuación y cómo creo que al final encontré el sentido y orden dentro del desorden y misterio del relato cervantino.
Plano del Camino Real a su paso por el Valle de Alcudia
Tras leer y releer la novela en cuestión y comentarios de eruditos y críticos un buen día, en mi búsqueda de ese codiciado lugar, me vino a la cabeza una copleja que aprendí siendo niño y que me produjo vértigo cuando alcancé a ver su significación:
Puertollano, Argamasilla
Villamayor y El Corral,
Mestanza e Hinojosillas
Veredas y el Retamar…
“con cierto lugar alindan”
Pero Dios mío ¿qué pueblo será éste, que ha permanecido en la oscuridad nada menos que cuatro siglos?
Antes de entrar a comentar las pistas que nos da en su obra hablemos del autor y de las circunstancias en la que escribió ésta. El “silencio de Cervantes” que va desde 1597 a 1603, parece cosa de magia, pero en esa época el genio, a imitación del río Guadiana, se escondió para aparecer en ocasión oportuna, y es que apenas liberto de la cárcel sevillana en la que estuvo recluso. ¿Cómo avenirse a un nuevo cautiverio, el que intentó romper las cadenas argelinas? ¿Prefirió quizás la vida errante y miserable que le ofrecía la “Sierra Negra” escondiéndose en sus intrincados laberintos, a presentarse entre aquellos dos poderes que hicieron odioso al mundo el sacrosanto nombre de nuestra madre España?
Grabado de Gustave Dore, mostrando a Don Quijote y Sancho cuando vieron a Cardenio saltando de risco en risco
Una vez se estableció allí, halló en la soledad de los montes el bálsamo bienhechor que curase las heridas de un alma lacerada. Allí estuvo su cárcel esos años de silencio, en esa "Sierra Negra" que tantas veces había cruzado en su devenir entre Madrid y Sevilla tras dejar La Mancha atrás, como comisario de provisiones de la Corona. Y en tanto he nombrado ya a la comarca de La Mancha y en relación con el secreto de nuestro personaje, debo deciros que creo cervantina esa copleja tan conocida por todos:
Aunque soy de La Mancha
no mancho a “naide”
más de cuatro, quisieran,
tener mi sangre.
Sangre de origen godo, que era de los que se preciaban los nobles españoles del siglo XVI y de cuya procedencia nos vanagloriamos los manchegos. Ahora bien como las seguidillas manchegas deben ir acompañadas de su estribillo, aplicándolo el “cantaor” a su antojo, por no parecer bonito el que tenía, el original fue sustituido por otros más modernos y conocidos; pero suerte que no olvide el auténtico, que lo alcance a oír en un cortijillo, una vez yendo por el camino viejo que desde el puerto de Niefla conduce a Fuencaliente. Este estribillo decía:
Esto lo dijo
un hombre que era manco
en un cortijo.
Alusión al manco de Lepanto y ejemplo cristalino de la herencia dejada por Cervantes en el sur de La Mancha. ¿Por qué os cuento todo esto? Porque El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha es un libro rebosante de inspiración al aire libre, hay señales manifiestas de haberla recibido en lo alto de los riscos, esos por los que saltaba el loco de desamor Cardenio, o en las sinuosidades de los valles; y las impresiones, matrices de una germinación exuberante, al abrigo de una choza o debajo de una encina, metido en las hendiduras de peñones o recibiendo en la frente los fecundizantes rayos del astro rey, durmiendo sobre la maleza a la intemperie, brincando por breñales, saltando arroyos y precipicios. Así pues esos cinco años de tinieblas para nuestro conocimiento, Cervantes los pasó escondido en las entrañas y alrededores de esa gran cordillera conocida por los antiguos y algunos historiadores de su tiempo con el nombre de Mons Aranni o Mariani, y que él llamó Sierra Morena.
Cervantes no callaba nada y nos dice “que su hijo avellanado y seco lo engendró en una cárcel", pero yo nunca he leído que lo pariese y en esto existe una pequeña diferencia de apreciación. El no haberla percibido a tiempo, ha sido la causa de que se concediese importancia a una suposición harto extendida y que viene a demostrar lo que te vengo contando; que no han comprendido la manera de decir tan ambigua que empleó el autor a la hora de construir el libro.
Así pues, decir que Don Quijote y su escudero son de Argamasilla de Alba y que se dirigen a Puerto Lápice atravesando el campo de Montiel, es equivalente a ir desde Almodóvar del Campo a Ciudad Real atravesando el Valle de Alcudia, un sinsentido. La topografía de la novela no se corresponde a la del lugar geográfico de la acción y cuando Cervantes hace que sus héroes lleguen a Sierra Morena, todavía no han llegado a cinco leguas de Calzada, bajando de Malagón. La venta de la amena noche en su segunda salida queda descentrada respecto del momento en el que entró Luscinda y, en una palabra, los disparates geográficos son tantos, que los críticos de referencia afirman que Cervantes era un autor indocumentado, inexacto u olvidadizo. Y todo por suponer que Don Quijote y Sancho son naturales de Argamasilla de Alba, cosa que Cervantes no dijo en ningún sitio.
Otros críticos dan a El Quijote el valor de una novela de pasatiempo, que el autor no se preocupa gran cosa de la exactitud geográfica; creen que Cervantes da una realidad rigurosa a las escenas transcendentales, y las liga de una forma parecida a la que utiliza Galdós en sus Episodios Nacionales, fantaseando, inventando personas y caminos y hablando de dos leguas, como podía haber dicho cuatro. Lo mismo esos críticos que los primeros, obligados por una frase dicha por el cabrero Cardenio (Primera Parte Capítulo XXIII) llevan a Don Quijote a ocho leguas de Almodóvar, y lo aproximan poco a poco según las exigencias de la topografía del terreno.
Contraportada del libro Estudio histórico geográfico de el ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha escrito por D. Francisco Jara Sánchez de Molina (1916)
Por último estamos los que sospechamos que Cervantes habitó largo tiempo las sierras del sur de Almodóvar, y las tomó como escenarios en su obra, pero disfrazando sus nombres para ocultar las huellas de sus pasos. Empezando por Cide Hamete Benengheli, cuyas letras cambiadas de orden dan Mighel de Cebante y N (recuérdese que Cervantes ocultó su segundo apellido durante algún tiempo); no hay un solo nombre que, por simple cambio de orden de letras, no conduzca a algún paraje próximo al valle de Alcudia, la topografía de cuyas sierras corresponde matemáticamente a la desarrollada por Cervantes. Casi se podría decir que Don Quijote tenia que haber sido del Valle de Alcudia en vez de La Mancha, por el número de capítulos que se desarrollan en esta región en la primera parte de la novela.
Por ejemplo, si partimos de Argamasilla de Alba o de Almodóvar del Campo y siguiendo por caminos completamente diferentes siempre encontramos a Cardenio en el mismo lugar; y al volver desde este punto a la venta, deshaciendo el camino se llega mucho más cerca de Almodóvar que de otro lugar importante. Así pues los académicos de Argamasilla no son de Argamasilla de Alba sino de Calatrava. La intervención continua de los encantadores mueve a sospechar que desde un principio todo está disfrazado en El Quijote, y entonces Ricote y Anna Félix (segunda parte, cap. LIX y LXIII), resultan naturales de Almodóvar del Campo y D. Quijote y Sancho de sus afueras entre las villas de Tirteafuera y Argamasilla. Un despiste de Cervantes, en su afan de esconder el lugar, que nos ratifica en nuestra hipótesis es que indicó por boca de Sancho al recibir éste a un Miguelturreño, siendo ya gobernador de Barataria, que conocía bien su sitio por estar cercano a su villa (segunda parte, cap. XLVII).
Otro indicio que no podemos dejar de citar es la situación de la citada venta de la amena noche –que tanto preocupó a los críticos– y que con total seguridad pudo ser la venta del Molinillo, conocida por Cervantes y que está citada en las actas del Archivo Municipal de Almodóvar, como perteneciente a su jurisdicción y situada en el Camino Real. Y por fin lo que resulta claro y terminantemente demostrado es que la hermosa Luscinda vivió algunos meses en el convento de las mojas de Almodóvar del Campo, situado a un trecho del pueblo donde estuvo la ermita del Espíritu Santo, único convento en este rincón del mundo que en aquella fecha cumplía esa condición. Convento en donde fue compañera de la no menos hermosa Leandra, antes pecadora que coqueta, por quien quedó el Valle de Alcudia convertido en una nueva Arcadia, donde sus pretendientes Eugenio y Anselmo purgaron sus penas como pastores.
En definitiva: queda en la discusión presentada probado que Luscinda y Leandra fueron huéspedes de Almodóvar del Campo y que Don Quijote, Sancho, Ricote y Anna Félix pudieron ser hijos de esta misma población, es decir que es posible que la fantasía de Cervantes les pusiera cuna en Almodóvar y que ese lugar que nunca le dio la gana de nombrar fuera un sitio cercano a su pedanía Tirteafuera.
Extracto del libro Estudio histórico geográfico de el ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha escrito por D. Francisco Jara Sánchez de Molina (1916)
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El texto presentado se ha escrito tomando como base lo expuesto por D. Francisco Jara Sánchez de Molina en su libro de título Estudio histórico geográfico de El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha publicado en 1916. También hemos tomado diversos párrafos del libro Historia de Almodóvar del Campo escrito por D. Eduardo Agostini, publicado en 1926 donde brillantemente resume parte del contenido del estudio anteriormente citado. Por último hacemos algún guiño al estudio realizado por D. Juan Carlos Rodriguez Salinero y publicado en 1999, el cual sitúa el lugar en Argamasilla de Calatrava.
El objeto del texto escrito no es discutir si es o no la ciudad de Almodóvar del Campo y su pedanía Tirteafuera el lugar de origen de Don Quijote; la discusión se la dejamos a los expertos en la materia y eruditos, pero si queremos reivindicar la comarca de la Mancha Baja y Valle de Alcudia como lugares Cervantinos de primer orden donde transcurren buena parte de las novelas de Cervantes (p.e. Rinconete y Cortadillo) y en especial las aventuras de Don Quijote de La Mancha.
El lugar de La Mancha, como dice al final de la novela Cide Hamete Benengheli, no quiso ser nombrado para "dejar que todas las villas y lugares de La Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero", por ello el misterio perdura y perdurará sobre ese lugar, pese a los intentos de desenmascararlo. En todo caso algún hecho trascendente habría de haber vivido Cervantes en esta zona cercana a Sierra Morena para que la incluyese como paisaje de sus novelas, tal y como nos introduce nuestro campeón D. Francisco Jara Sánchez de Molina, incluyendo a Almodóvar del Campo en la lista de honor como serio aspirante a ser el lugar de La Mancha.
El lugar de La Mancha, como dice al final de la novela Cide Hamete Benengheli, no quiso ser nombrado para "dejar que todas las villas y lugares de La Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero", por ello el misterio perdura y perdurará sobre ese lugar, pese a los intentos de desenmascararlo. En todo caso algún hecho trascendente habría de haber vivido Cervantes en esta zona cercana a Sierra Morena para que la incluyese como paisaje de sus novelas, tal y como nos introduce nuestro campeón D. Francisco Jara Sánchez de Molina, incluyendo a Almodóvar del Campo en la lista de honor como serio aspirante a ser el lugar de La Mancha.
Así pues, cuando caminéis por algunas de las calles de Almodóvar por las que transcurría el Camino Real, (p.e la calle de Postas, actual calle San Miguel o la calle Triana) o por el propio trazado del Camino Real por el Valle del Alcudia y la comarca de la Mancha Baja, pensad que por allí paso mucha gente de camino hacia el sur de España en los siglos XVI y XVII y seguro que compartimos ese espacio con D. Miguel de Cervantes Saavedra y sus personajes.
Portada del libro Estudio histórico geográfico de el ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha escrito por D. Francisco Jara Sánchez de Molina (1916).
3 comentarios
Buen trabajo Jacinto
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo
EliminarYa sabes que podéis publicar todo lo que hacéis en Facebook en castilla la mancha nuestra comunidad como siempre Aperos tenéis la puerta abierta
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