La fábrica de harinas La Purísima, historia del negocio familiar. Parte 1ª - Los inicios (1920-1952).

Hoy vamos a publicar una entrada muy especial en el blog, ya que la vamos a dedicar al negocio familiar, la fábrica de harinas La Purísima sita en Almodóvar del Campo. Fábrica que fundaron el abuelo Manolo y el tío Jacinto. Vamos a repasar la historia desde sus inicios y comentar algunas curiosidades. La información presentada en esta entrada ha sido facilitada por mi tío José Manuel y mi padre Jacinto Ruiz García-Minguillán. Parte la historia, que ahora hemos ampliado y detallado, ya fue publicada en un artículo en la revista Gentes de Almodóvar que escribió José Manuel Ruiz García-Minguillán en su número 13. Dada la extensión final de la entrada la hemos dividido en dos partes; la primera abarca desde los inicios de Jacinto Pérez-Serrano en el mundo de la molienda hasta el inicio de la construcción de la fábrica actual (1920-1952) y la segunda desde ese momento a nuestros días (1952-2015). Esperamos que disfrutéis con esta historia.


 Fachada principal de la fabrica de harinas La Purísima

La historia comienza hace ya casi 100 años, cuando Jacinto Pérez-Serrano Redondo contaba con unos 15-16 años, a principios de los años 20. Éste se trasladó a Almadén a aprender el trabajo de maestro molinero con el marido de su hermana Priscila, que era maestro molinero en la fábrica de los Sánchez Grandes. Estuvo en Almadén unos 3-4 años y posteriormente se trasladó a trabajar a Abenójar, en la fábrica de harinas de Antonino, ya como maestro molinero, coincidiendo en la citada fábrica con un pariente suyo que trabajaba como maestro panadero, Eugenio Pérez-Serrano. Antonino fue el padre de Pura Arredondo y estuvo casada con Don Hilario Fuentes Cárdos, Medico de Abenojar. Ambos fueron buenos amigos de la familia.


Jacinto Pérez-Serrano Redondo. Años 30.

Nuestra familia siempre ha sido de agricultores, tanto el bisabuelo Eulalio, como el bisabuelo Juan Antonio eran agricultores y sus hijos también lo fueron mayoritariamente. Pura Ruiz Acero, hija de Juan Antonio, se casó con Jacinto Pérez-Serrano el 26 de abril de 1931 y se fueron a vivir a Abenójar. Pero Pura quería volver a Almodóvar y Jacinto comenzó a valorar diferentes opciones de montar un negocio propio.

A principios de los años 30 existía una pequeña molineta a las afueras del pueblo, en el camino hacia Villamayor, que pertenecía a José Porras Cabañeros, empresario local conocido por sus negocios de restauración como el Edén o Parisiana. Este pequeño molino constaba de un patio o corral, unas cuadras y una nave donde estaba la maquinaria. De esta antigua molineta queda  el edifico anexo al lateral del edificio principal de la fábrica y en él se ubican actualmente las máquinas de limpia de trigo y la zona de envase. La molineta tenía alguna máquina pequeña de moler trigo y también molía con piedras, algo que ya estaba cayendo en desuso a principios del sigo XX. La molineta utilizaba electricidad pero anteriormente seguro que utilizó motores de gas pobre, en resumen era una pequeña instalación usada a nivel local.


Manuel Ruiz Acero. Año 1936.

Así pues, Jacinto llegó a un acuerdo con José Porras para traspasar el negocio y el matrimonio de Pura y Jacinto sobre el año 1933 se traslada a vivir a Almodóvar. Al no poder tener hijos se llevan como ahijado al hermano pequeño de Pura, Manuel Ruiz Acero, nuestro abuelo Manolo, que por aquel entonces tenía 13 años. Éste se va desvinculando poco a poco de la actividad agrícola, que había sido la actividad fundamental de la familia, al empezar a trabajar con Jacinto en la molineta.

Como no tenían suficiente dinero para la compra de la molineta, Manuel “el droguero” les ayudó con un préstamo. Manuel "el droguero" era cuñado de Jacinto porque estaba casado con su hermana Hilaria, y a su vez era tío del abuelo Manolo ya que era hermano del bisabuelo Juan Antonio. La compra se realizó antes de guerra, aunque la escritura de compra se realizó después, en 1940. En esta escritura se describe la compra por 15.000 pesetas de la antigua molineta de los Porras y en ella se escrituran dos tercios de la fábrica para Jacinto Pérez-Serrano y el tercio restante para Manuel Ruiz Acero.


Manuel "el droguero".

El trabajo en la fábrica era duro ya que en ocasiones, por la demanda que tenían, era necesario moler de día y de noche. En todo caso la fabricación de harina no era un negocio muy boyante, por lo que siguieron compaginando el trabajo en la fábrica con otras labores agrícolas y ganaderas. Al tío Jacinto le gustaba mucho la ganadería y tenía arrendadas las fincas del Artuñero y los Quintillos en Abenójar, donde criaba corderos, y Majaitas y Villaviciosa en el valle de Alcudia, en las que practicaba la montanera (crianza de los guarros, o cochinos ibéricos, en libertad).

En aquellos tiempos el tipo de contrato que utilizaba el molinero con el agricultor era mediante maquilas, es decir, el agricultor entregaba el trigo en la fábrica y se le devolvían producto elaborado. Por ejemplo por cada 100 kg de trigo el agricultor recibía 75 kg de harina y 20-25 kg de harinilla (cabezuela) y salvado, además el agricultor pagaba un canon por la molienda, el último que recuerda Jacinto Ruiz García-Minguillán era de 38 céntimos por kg de trigo. En esa época era común que la gente cociera el pan en casas. Posteriormente y con el auge de las panaderías, el agricultor llevaba el trigo a estás, y la maquila la gestionaba el panadero con el fabricante de harinas. El panadero solía dar 100 kg de pan al agricultor por cada 100 kg de trigo que le entregaba el agricultor. La actividad de la fábrica era eminentemente local ya que cada pueblo tenía al menos un molino.


Zona de la fábrica actual perteneciente a la antigua molineta de los Porras

Llegó la guerra y la actividad de la fábrica cesó. Ambos fueron llevados al frente, Jacinto contaba con 31 años y Manolo solo tenía 17. Durante la contienda Jacinto cayó herido cuando reparaba un tanque en la finca de Madara en Almagro, salto una esquirla y lo dejo tuerto. En 1939 solicitó a industria la reapertura del negocio y comenzó de nuevo a operar. Manolo se incorporó de nuevo al negocio a finales de 1942, ya que tras la guerra tuvo que hacer el servicio militar en Sevilla y Talavera.


Boletín oficial de la provincia de Ciudad Real. 13 de septiembre de 1939

El negocio iba tirando, aunque eran tiempos muy difíciles por la cantidad de fábricas que existían y las malas artes de la competencia que en muchos casos practicaba el estraperlo. Éste consistía en comerciar con artículos intervenidos por el Estado o sujetos a tasa; se aplicó especialmente al comercio de productos racionados posteriormente a la Guerra Civil Española, como era el caso de la harina. Las fábricas que practicaban el estraperlo vendían harina a un precio muy alto a una sociedad necesitada, sin declarar al estado su venta y obteniendo pingües beneficios al aprovecharse de la situación de carestía de productos y necesidades de la gente. En aquellos tiempos la producción y comercio de cereales y harina estaba totalmente intervenido por el gobierno, dado que eran productos básicos.

Durante estos años estuvieron trabajando en la fábrica José Sánchez Serrano, Constancio Romero Hinojosas, Gabriel García Prieto, Victoriano López Solís, Benito Santos Pareja, Aurelio Pérez-Serrano, Jacinto Reyero Rodríguez, Nicolás González Martín, Vicente López López, como consta en los partes de la inspección de trabajo que todavía se conservan. El sueldo mensual de un obrero en 1943 era de 252 pesetas al mes, es decir 1.52 euros al cambio actual, según hemos podido comprobar en algunas nóminas de la época. También tenemos que recordar a Antonio Viñas Rojas que fue el encargado de llevar las cuentas, a Manasé Notario y Pedro Fernández Moya; estos dos últimos alternaban en trabajo en la fábrica con labores en su agricultura.


Parte de altas y bajas de la inspección de trabajo a partir del año 1942


Nominas año 1943

El negocio iba funcionando y a principios de los años 50 Jacinto y Manolo se plantean realizar una restructuración del antiguo molino de los Porras, con el fín de modernizar las instalaciones y aumentar la capacidad de producción...

Continuará...

El mercado de antigüedades de Sare (Francia)

Estos días pasados, con el fin de alejarnos del inmisericorde calor que nos esta acosando en la parte central-sur del país, nos hemos escapado de vacaciones al País Vasco francés, en una zona muy cercana a la frontera con España. Tres días los pasamos en un pequeño pueblo llamado Sare, cercano a las localidades navarras de Zargarramurdi y Urdax. El pueblo tiene unos 2.000 habitantes, dispersos en su municipio y aparte de estar en la lista de los 10 pueblos más bonitos de Francia es sobre todo conocido por unas cuevas cercanas, que si tenéis ocasión os recomendamos visitar. También, si os gusta el senderismo, hay un ruta entre varios pueblos de la zona que es fácil de hacer.

Situación de Sare

El motivo de escribir esta entrada no es contaros nuestro viaje, sino enseñaros algunas de las cosas que pudimos ver justo el primer día que llegamos a la población. Al descargar las maletas en el hotel nos encontramos que el pueblo se había convertido, ese día, en un mercado de antigüedades. Había puestos por todo los lados, con objetos de todo tipo y todo sea dicho de cualquier precio. Con los objetos antiguos hay que tener un cuidado horrible ya que a uno le venden una herradura por 10€ y el vendedor se queda tan pancho, además ya hay copias de objetos que se envejecen y si no nos fijamos bien es fácil que nos engañen.

Cartel de la feria de antigüedades de Sare el 18-19 de julio

Vista de un puesto con la torre de la Iglesia de Sare al fondo

Os mostramos a continuación algunas fotos de la feria y de diferentes objetos que nos llamaron la atención durante la visita. En primer lugar pudimos comprobar que parece que las mesas utilizando señales de tráfico están de moda, ya que vimos varios puestos en los que las vendían.

Mesas realizadas con señales de tráfico, vemos que la señal de prohibido esta en la "cresta de la ola"

Entre otros objetos que nos parecieron curiosos se encontraban varias máquinas de hacer churros. Los franceses son grandes aficionado a comer churros con azúcar.

Churrera antigua y otros objetos.

En muchos de los puestos vendían botellas antiguas de vidrio, platos de porcelana, sifones de vidrio, y cuberterías de plata. Muchos de estos objetos pueden ser un adorno que pueden quedar muy bonitos en l casa.

Sifón y botella de vidrio, objetos bastante bonitos para decorar muebles estilo "vintage"

Juego de tenedores, curiosa y bonita forma de colocarlos en el puesto

Puesto con diversos objetos de porcelana vidrio y algún "trasto" más

En estas ferias se pueden encontrar también todo tipo de rarezas o "frikadas" que pueden hacer el deleite del comprador más curioso. En las siguientes fotos os mostramos algunas cosas que nos llamaron la atención.

Mesa con una pata de elefante, tuvieron su momento pero ahora no me parecen que sean de los más "chic"

Platos a base de discos antiguos, una buena idea si se quieren reciclar discos

Los sillones seta, no son una antigüedad pero nos parecieron de lo más curioso y divertido


Bonita colección de ceniceros. Cada vez se fuma menos pero a estos ceniceros se le pueden dar otros usos como recipientes, y la verdad es que en muchos casos su diseño y colorido pueden hacer las delicias de los que nos visiten.

En la feria también había una parte mas "noble", llena de muebles antiguos franceses (muy clásicos y algunos muy bonitos) y alfombras, pero este tipo de objetos son más de anticuario profesional y para niveles adquisitivos y de conocimiento sobre antigüedades bastante más alto. Antes de despedirnos una curiosidad, en el hotel en el que nos hospedábamos los espejos en el comedor tenían como marco unas colleras y horcates, como veis un nuevo uso para antiguos aperos.

Espejo con un marco formado por una collera y un horcate

Finalmente os mostramos una vista del pueblecito de Sare, que como os hemos comentado os lo recomendamos si queréis pasar unos días tranquilos y pasear por sus alrededores. Lo único que debéis tener en cuenta es que las campanas dan la hora durante toda la noche, lo cual no será problema si trasnocháis ;-)

Imagen de Sare desde el camino medieval en lo alto de una colina cercana al pueblo, la torre que se ve es la de la iglesia


San Juan Bautista de la Concepción y los encierros de Almodóvar del Campo

La entrada de hoy la vamos a dedicar a una curiosidad que me ha descubierto Mª Carmen de Gregorio y que está relacionada con las vivencias de nuestro Santo, San Juan Bautista de la Concepción, en los encierros de Almodóvar.

Imagen de San Juan Bautista de la Concepción

San Juan Bautista de la Concepción, como todos sabéis, nació en Almodóvar del Campo y paso aquí su juventud. Además de santo fue un prolífico escritor, siendo el escritor ascético y místico español de obra más extensa. Dentro de sus escritos espirituales se encuentra el libro “El recogimiento Interior”. En este libro, en el capítulo 11, al escribir sobre los de tres estados que el justo tiene en el camino de la perfección, encontramos en el punto 2 el siguiente párrafo:

[…] Cuando era muchacho vi encerrar toros para correrlos en las plazas, de esta manera: traíanlos hasta la entrada del pueblo acompañados con otros bueyes mansos, apartando y quitando la mucha gente que los podía ablentar; no consentían los toreasen ni diesen voces antes, con miedo y temor que no se les fuesen, los vaqueros los traían con caricias y regalo según lo consentía su fiereza. En entrando en la calle por la que habíen de ahilar al corral del encierro y donde ya con grande dificultad se habíen de tornar, los silbaban, daban gritos y los hacíen mal, para que con esto no se pudiesen divertir para echar por una u otra parte, sino ir su calle derecha. Últimamente, ya metidos en el corral, los sacan a correr a la plaza, donde les tiran garrochas y aguijones, los pican y molestan de suerte que, por estar por todas partes cercados de barreras, les es fuerza sufrir todos cuantos males les hacen hasta dejar la vida en el coso, sirviendo con ella ya a tanta costa suya de juego y entretenimiento a los circundantes y a los que miran. […]

Imagen de los encierros justo antes de entrar a la Plaza Mayor

Comprobamos como el Santo hace una descripción muy detallada de cómo se llevaban a cabo los encierros en aquella época. San Juan Bautista nació en 1561, por lo que las vivencias descritas las tuvo como el mismo indica "cuando era muchacho", es decir sobre 1570. No es el objeto de la entrada dirimir si nuestros encierros son los más antiguos de España ya que existen varias localidades que “luchan” por tal honor. Como documentados, los más antiguos son los de Cuéllar (Segovia), que están citados en documentos del año 1215. Los de Almodóvar son citados en los Libros de Acuerdos en el año 1591 (Historia de Almodóvar, Eduardo Agostini), pero por las descripciones como la que hemos rescatado, es de suponer que a finales del siglo XVI la celebración de encierros ya tenía un largo recorrido en la localidad. Parece haber evidencias de documentos históricos que probarían la celebración de encierros a finales del siglo XV, pero no he encontrado ninguno.

Los encierros en la calle Corredera, años 60

La costumbre de conducir reses bravas a través de los cascos urbanos, a partir del auge de la trashumancia, con la creación de la mesta en el siglo XIII, pudo ser el germen de estas celebraciones. Los mozos de las localidades por donde pasaban los rebaños debían de ayudar a los ganaderos durante ese paso. Dentro de la monotonía de la vida de los pueblos en aquellas épocas, este momento se tuvo convertir en una verdadera fiesta. Poco a poco el paso del ganado sería cada vez más esperado y acabó dando lugar a la fiesta del encierro en los cascos urbanos por donde pasaban, como pudo pasar en Almodóvar y otras localidades de Castilla.

La plaza de toros instalada en la plaza Mayor, años 20

Por todo lo indicado podemos suponer que el origen de las fiestas de los encierros tuvo que ser similar tanto en forma como en el tiempo en diferentes localidades de Castilla, por las que pasaban cañadas de trashumancia. El divertimento que suponían hizo que con el paso del tiempo los encierros se celebrasen como una fiesta propia sin que se esperara ya el paso del ganado, trayéndose éste expresamente para la celebración. En nuestros días se siguen celebrando encierros por las calles de Almodóvar del Campo durante las fiestas de septiembre. Es bonito recordar que estos encierros son herencia de nuestro pasado, en especial su origen relacionado con costumbres trashumantes y con el importante pasado ganadero de nuestro pueblo. Espero que sigamos disfrutando de ellos al igual que las generaciones que nos han precedido desde hace ya más de 500 años, incluyendo a algún Santo que los recordó en su madurez para ponerlos de ejemplo en sus enseñanzas.

Un toro frente al Ayuntamiento


La última ejecución pública en Almodóvar del Campo. Los reos de Almodóvar, año 1892. Parte 2.


… (viene de la parte 1)



Recreación de una ejecución mediante garrote vil (dibujo de  Marcos Baeza Carrillo).

El lunes 4 de diciembre se comunica a los reos, que se encontraban en la cárcel de Ciudad Real, la orden de traslado hacia Almodóvar del Campo, lugar previsto para su ejecución. Saben que es una mala noticia, ya que indica los nulos resultados de la comisión. Al comunicarles la orden de traslado, Eugenio, que no pierde ni por un momento la serenidad y tranquilidad, dice —¿Están ya a por nosotros? — Asienten los guardas — Pues andando; cogeré esta media rosca y esta sardina, por lo que pueda ocurrir; también me llevaré la cuchara. — Responde Eugenio.

Jorge impresionado al ver a la Guardia Civil y todavía sobrecogido por la comunicación preguntó — ¿Ha venido la comisión? —Contestando negativamente los guardias. Entonces dijo —Que le pongan un telegrama diciéndola que salimos para Almodóvar.

1892-12-07 El País, año VI núm. 2017. Madrid.

1892-12-06 El Siglo futuro 6-12-1892 n 5 340 página 3.

Acto seguido son esposados y atados codo con codo y conducidos en un carro a la estación de tren, donde deben tomar el Correo de Andalucía hasta la estación de Puertollano. Al darse a conocer la noticia de su traslado la madre de Jorge quiso acudir a la estación a despedirlo — ¡Por favor clemencia para mi hijo! — gritaba desesperada. Algunas vecinas le impidieron ir a ver a su hijo, sufriendo la pobre un síncope del que no volvió sino al cabo de algunas horas. La tarde del 4 de diciembre, entre una gran expectación llegaban a la cárcel de Almodóvar. Si no llegaba el indulto todo estaba previsto para que fueran ejecutados el próximo 7 de diciembre.

Son las 8 de la mañana del día 6 de diciembre y el indulto sigue sin llegar. Los reos entran en capilla como manda la costumbre. Piden al párroco que telegrafíe al Obispo para que este suplique el indulto, cada vez hay menos tiempo. Eugenio y Jorge están abatidos. En la cárcel local les es leída nuevamente su sentencia. Eugenio la firma con gran tranquilidad y Jorge, inquieto y con la mirada perdida, parece no estar presente; finalmente también estampa su firma. Piden ser confesados y el párroco local, Jesús Cañizares, les toma confesión, la cual acogen con fervor. Tras acabar la confesión suena una corneta del regimiento que vigila la cárcel, los reos quedan sobrecogidos por el sonido.

Hay un periodista que ha venido desde Madrid para documentar todo lo que ocurre con los reos. Constantemente está enviando telegramas a su periódico, El Liberal. La noticia de la ejecución traspasa el interés local y los reos le piden que ruegue a la prensa Madrileña que se interese por el anhelado indulto. El pueblo de Almodóvar bulle en las calles —la petición de indulto es de justicia—suplican los almodovenses.

Llega la hora del almuerzo, los reos lo comparten con los periodistas que han venido y con el director de la cárcel —Vamos a dar gracias a Dios, porque así me lo enseñó mi madre— indica Jorge antes de comenzar.

Eugenio hace testamento, dejando la ropa y la limosna a su mujer, Isabel Ibáñez, y a su hijo Alfonso, quienes viven en Linares y a los cuales no ve hace veinte años. Tiene otro hijo llamado José, que vive en San Pedro. Jorge deja la casa para su madre, Dominica Gaspar, a la cual no olvida, y para su mujer Vicenta Céspedes. La primera vive en Ciudad Real y la segunda en Miguelturra.

Tras el almuerzo los reos siguen sin perder la esperanza que suceda un milagro y se reciba el indulto. Escriben un telegrama al Presidente del Consejo de Ministros pidiendo clemencia y mostrando su arrepentimiento. Llegan momentos duros, pero sin perder el pulso Jorge se despide de su madre y de su esposa. Eugenio mira la escena ya que no tiene de quien despedirse. Los Hermanos de la Paz y la Caridad continúan, de forma desesperada, intentado contactar con gente en la corte para que se interceda por los reos. Mucha gente de la ciudad viene a interesarse por ellos a la cárcel y a darles ánimos.

Se hace público por el Senado el indulto de unos reos en Lérida y Zaragoza, lo cual indigna al pueblo, que protesta públicamente en la plaza Mayor, frente al Ayuntamiento. El tiempo apremia y aunque quedan pocas esperanzas todavía es posible un milagro.

Son ya las seis de la tarde, ante la persistencia del periodista por entrevistarlo, Eugenio le indica que no tiene nada que decir, que ya comunico a la justicia en el juicio todo lo que sabía, en todo caso apunta —Es incierto que tuviese participación alguna en el crimen, sí que me culpo de robar la caseta del ferrocarril pero no del homicidio del que se me acusa.

El obispo de Sión envía un mensaje señalando que hace gestiones por el indulto y manda una bendición a los reos. Son ya las nueve y media de la noche y se llevan a los reos para que se acuesten. Eugenio no es capaz de dormir. Jorge descansa. Ambos se despiertan a las doce de la noche. Posiblemente sea su última noche en este mundo y para despedirse piden una copa de Jerez o aguardiente. Su petición es denegada por los guardias, en unas horas tendrán que comulgar antes de recibir la pena capital y no pueden beber nada salvo agua.

Son las cuatro de la mañana, empieza la misa. Las esperanzas en recibir el indulto se han diluido. La sentencia será ejecutada.




1892-12-07 El Liberal Madrid.

El borrico continua su camino lentamente, de repente Eugenio ve ya a lo lejos el patíbulo; su mirada se pierde tras éste en el prado blanco, debido a la escarcha, con la ermita de San José al fondo. Una silenciosa muchedumbre completa el paisaje que abarca su vista, aunque el reo no presta mucha atención a la gente que lo mira con pena y compasión. Un sudor frío le recorre el cuello y una irrefrenable sensación de tristeza y desasosiego se apodera de su cuerpo, piensa en la injusticia que se está cometiendo en él, se arrepiente de todo lo que ha hecho mal en la vida, pide a Dios en silencio una nueva oportunidad. Jorge mira el suelo, sigue sin estar presente, parece haber comenzado ya el camino hacia otro mundo.

—Alto—Grita un guardia civil. Los reos son bajados de los borricos y lentamente suben al patíbulo ayudados por los Hermanos de la Paz y la Caridad. El verdugo junto al garrote vil les espera.

—Algunas últimas Palabras— indica el párroco local, Jesús Cañizares, el cual no parecía muy cómodo por el acto. Eugenio Grita —¡Clemencia por favor, nosotros…!— y su voz se entrecorta ahogándose entre lágrimas desesperadas. El público conmovido por la escena sigue el desarrollo de la ejecución de la sentencia, en respetuoso silencio y con un nudo en la garganta en la mayoría de los casos. Ya no son comunes las ejecuciones públicas y muchos esperan que, con suerte, esta sea la última que tengan que ver en el municipio. La primera fila es ocupada por las autoridades, el Alcalde, Benigno Correal, el secretario del Ayuntamiento, Diego Hidalgo, el Juez municipal, José María Corchado, y el Fiscal Pedro Rodríguez, entre otros. Entre ellos comentan en voz baja la falta de corazón de las autoridades y la decepción ante las promesas incumplidas —que falta de humanidad— indica Benigno a sus compañeros. Se ha perdido ya toda esperanza de recibir un mensaje de indulto, la corporación municipal está abatida ya que los esfuerzos realizados han sido en balde. Únicamente les queda la esperanza de que sus gestiones apiaden al Consejo de Ministros en la concesión del indulto a otros reos. Como autoridades locales se ven obligados a asistir, en contra de su deseo, a esta cruel ejecución pública.

El verdugo encapucha a los reos tapándoles la cara. En un metódico y cruel ritual primero sienta a Jorge en el garrote vil, coloca su cuello entre las piezas metálicas, aprieta los tornillos para inmovilizarlo y gira con fuerza la manivela. Rápidamente provoca la dislocación de la apófisis de la vértebra, la muerte es inmediata. Retiran su cuerpo y ocupa la silla Eugenio. El verdugo repite la tétrica operación y Eugenio es ejecutado también en pocos minutos. El silencio es sepulcral. La ejecución ha sido rápida. Los Hermanos de la Caridad bajan a los cadáveres desde el patíbulo hasta unos ataúdes construidos por los propios miembros de la hermandad. En ese triste momento para todo el pueblo surge un pequeño incidente, no se ponen de acuerdo la hermandad y el párroco en la forma de proceder, ellos quieren un entierro sencillo y digno para los reos, al fin y al cabo han muerto en el seno de la religión católica. El párroco se niega en rotundo a realizar un rito de entierro y se limita a realizar un breve responso al pié del patíbulo.

1892-12-08 El Día Madrid página 3.


1892-12-26 El Liberal.

La gente, en silencio, comienza a volver hacia el pueblo, la vida continua y cada cual tiene sus quehaceres diarios que le esperan. Los Hermanos de la Paz y la Caridad cogen los cadáveres y los llevan hasta el nuevo cementerio municipal donde son enterrados en tumbas sin nombre.

Aquí termina la historia de la última ejecución pública realizada en Almodóvar del Campo, la fría mañana del 7 de diciembre de 1892. El caso de los reos de Almodóvar tuvo una gran repercusión a nivel nacional siendo tratado por diferentes medios de comunicación. El Consejo de Ministros estampó la palabra “visto” en el expediente de indulto presentado por la comisión, que equivalía a la denegación de la gracia a los reos de Almodóvar del Campo. En ese mismo Consejo de Ministros, noticio del día 13 de diciembre de 1892, se acordó el indulto de otro reo de Atienza. Poco antes se había indultado a otros reos de Lérida y Zaragoza. Eugenio sostuvo siempre su inocencia en el asesinato, si bien durante el juicio afirmo ser participe en otros robos en la zona junto con el otro encausado, como el pertrechado en una caseta del ferrocarril. La verdad nunca la sabremos.

1892-12-13 La Iberia Madrid. página 1.

A mediados y finales del siglo XIX se comenzaron a alzar ya numerosas voces contra la pena de muerte y se inician los primeros movimientos abolicionistas. La principal razón que argumentan para la abolición de la pena de muerte es que ésta era contraria a los principios de Humanidad de la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano promulgada en 1789 tras la revolución francesa. En España destacamos como activistas a los escritores Mariano José de Larra y a Concepción Arenal. En el periodo de la Restauración (1873-1931), la pena de muerte siguió vigente en toda España, ejecutándose en la mayoría de los casos con el garrote vil. El pueblo de Almodóvar del Campo se mostró fuertemente opuesto a la aplicación de la pena capital, al menos en este caso, como se desprende del estudio de los artículos que han servido de base a este trabajo.

Composición de texto libre sobre los hechos acaecidos en la última ejecución pública realizada en Almodóvar del Campo el año de 1892 y sus circunstancias previas. Todos los personajes nombrados y la sucesión de acontecimientos detallados fueron reales y se han extraído de las siguientes referencias:

1890-10-15 El País, Madrid 15-10-1890 página 3

1890-10-15 La Correspondencia de España 15-10-1890 n 11 881 página 1
1890-11-08 El Correo militar 8-11-1890 página 3
1890-11-13 El Correo militar 13-11-1890 página 3
1891-12-25_Boletin_Oficial_de_la_Provincia_de_Ciudad_Real
1892-06-09 El Heraldo de Madrid 9-6-1892 página 1
1892-07-26 El Día Madrid 1881 26-7-1892 página 2
1892-07-26 La Unión Católica 26-7-1892 página 3
1892-07-31 El Día Madrid 1881 31-7-1892 página 2
1892-08-01 El Correo militar 1-8-1892 página 2
1892-10-06 El Heraldo de Madrid 6-10-1892 página 3
1892-10-06 La Época Madrid 1849 6-10-1892 n 14 392 página 3
1892-11-30 El programa (Ciudad Real) página 1
1892-12-06 El Día Madrid 1881 6-12-1892 página 3
1892-12-06 El Siglo futuro 6-12-1892 n 5 340 página 3
1892-12-07 El Liberal Madrid 1879 7-12-1892
1892-12-07 El Día Madrid 1881 7-12-1892.
1892-12-07 El País Madrid 1887 7-12-1892 página 3
1892-12-07 El programa (Ciudad Real) página 3
1892-12-08 El Día Madrid 1881 8-12-1892 página 3
1892-12-10_voz_de_valdepeñas_la_p_002
1892-12-13 La Iberia Madrid 1868 13-12-1892 página 1
1892-12-26 el liberal página 3
Anuario del comercio de la industria de la magistratura y de la administración 1894
Le progre illustre. 1892-02-21 portada
Historia de Almodóvar del Campo (De sus albores a 1925). Anacleto del Barco Cerro.

La última ejecución pública en Almodóvar del Campo. Los reos de Almodóvar, año 1892. Parte 1.

A las ocho de la mañana del día 7 de diciembre de 1892 las campanas de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Almodóvar del Campo, comienzan a repicar. Es la señal de que los Hermanos de la Paz y la Caridad se acercan a la cárcel local para acompañar a los reos Eugenio Martín Olivares y Jorge Martínez Gaspar al lugar donde se procederá a la ejecución de su sentencia. Desde la cárcel y tras haber escuchado misa, subido cada reo en un burro, comienzan el recorrido que les llevará  hasta donde se ha instalado el patíbulo, las eras del prado, cercanas al inicio del camino que se dirige hacia la aldea de Tirteafuera y también hacia el nuevo cementerio. El pueblo en masa se dispone a ambos lados del recorrido de la siniestra procesión. El ambiente frío y seco del amanecer en diciembre ha dejado una fina capa de escarcha sobre el horizonte, lo que unido al sonido de un cajón destemplado que abre la comitiva y el choque de las herraduras de los burros contra las piedras, en medio de un solemne silencio, transmite de forma conmovedora la sensación de tristeza y rabia que resume el sentir de un pueblo que había luchado hasta el final por conseguir la conmutación de la pena capital.

Dibujo de una ejecución pública a finales del siglo XIX. Le progre Illustre, 1892-02-21. Portada.

Desde el Ayuntamiento se habían realizado, en los meses previos a la fecha de autos, numerosas gestiones para conseguir el indulto. Una comisión presidida por nuestro Alcalde, D. Benigno Correal, gestionó en nombre del propio ayuntamiento, del clero y de los propietarios, el indulto de Jorge y Eugenio, condenados meses atrás, por la audiencia de Ciudad Real, al habérseles considerado culpables de cometer el homicidio de Críspulo Álvarez. La comisión habló en octubre de 1892 con los señores Ministros de Gracia y de Justicia de la Corte y contó con el apoyo del ex diputado a Cortes por el distrito de Almadén y Concejal del Ayuntamiento de Madrid, D. Luis Felipe Aguilera. Los esfuerzos de la comisión continuaron  a través de otras gestiones realizadas por los Sres. Barnuevo y Gutiérrez de la Vega, Diputados a Cortes por los distritos de Alcázar é Infantes, sin lograr el humanitario fin que perseguían.

Los reos, esposados y con la mirada perdida siguen su camino hacia el patíbulo. Llegan al Altozano y se disponen a enfilar la última parte del recorrido. Algunas voces rompen el silencio reclamando clemencia. Sobre el borrico a Eugenio se le agolpan en su mente los recuerdos — ¡cómo he podido acabar así!— piensa para sí mismo, y comienza a repasar lo sucedido hasta llegar a este momento.

Otoño de 1890, todo lo habían dejado preparado, los rifles estaban escondidos cerca del puente sobre el rio Tablillas sito en el camino que va hacia Minas de Horcajo, en pleno valle de Alcudia. Por la mañana temprano Eugenio y Jorge salen desde Minas de Horcajo hacia ese punto, en lo que parecía una jornada normal de regreso a sus respectivas casas sitas en Mestanza. Al llegar al punto donde escondieron los rifles, recogen éstos y esperan, acostados bajo unas encinas, a que pase su víctima. El tiempo pasa lentamente y la tensión sube. Todo está tranquilo y únicamente se escucha el susurrar del viento y el graznido de algunas aves. De repente aparece la silueta de un jinete a lo lejos, la tensión y nervios aumentan, tenía que ser él.

Críspulo Álvarez, arriero de profesión y criado del Sr Navarrete, panadero de Minas del Horcajo, realiza el camino, atravesando el valle de Alcudia desde Minas del Horcajo hacia Almodóvar. Es la tarde del 9 de octubre de 1890 y lleva consigo las ganancias de la panadería para dejarlas a buen recaudo, cosa que solía hacer cuando le mandaba su amo. Ambos pensaban que siempre levantaría menos sospechas un criado que el amo ante posibles ladrones.

El País Madrid año IV número 1202. 1890-10-15.

—¡Alto! — Grita Eugenio. Críspulo ve como dos personas encapuchadas le cortan el paso, portan rifles y no parece que sus intenciones fueran amistosas. Le mandan bajar del caballo y le hacen tumbarse en el suelo, registran su equipaje y encuentran su objetivo, 180 pesetas. Habían vigilado a Críspulo en otras ocasiones y sabían bien que era una golosa pieza para asaltar. La tensión continua y Jorge y Eugenio comienzan a discutir al no saber qué hacer con el asaltado. Críspulo, nervioso, ve su oportunidad de escapar, se levanta y comienza a correr pero sus captores le alcanzan. Una hoja de cuchillo traspasando su espalda le avisa de que su huida ha durado poco. Cae al suelo. Durante la carrera el pasamontañas de Eugenio se ha enganchado con una rama y se desprende de su cabeza. Críspulo puede ver la cara del ladrón. Ante la situación imprevista Eugenio, sin pensarlo, le dispara  un tiro en la cabeza. Críspulo cae muerto instantáneamente.

Se hace el silencio. Tras unos segundos paralizados Eugenio dice —no podíamos dejar que nos delatara — . Cogen su botín y atropelladamente ponen rumbo a sus casas en Mestanza. El robo no ha salido como tenían planeado, pero ya no se puede hacer nada. El cuerpo de Críspulo queda abandonado al lado del camino, junto al rio Tablillas. Durante el recorrido de vuelta todo aparenta ser normal, parece que nadie les ha visto.

Pasan los días y las noticias sobre el hallazgo del cuerpo de Críspulo recorren la comarca, la gente del pueblo sabe que Eugenio y Jorge ese día pasaron por el sitio donde fue encontrado el cuerpo. Las sospechas y la fría aptitud nerviosa que muestran ambos cuando se les pregunta sobre si vieron algo comienza a extender un invisible cerco sobre ellos. Su fama no es buena y ellos lo saben. Jorge cuenta a su mujer Vicenta lo sucedido; la cual no sale de su asombro —nuestra situación es desesperada y no hay forma de traer pan a casa— comenta  Jorge entre lágrimas nerviosas. El 7 de noviembre de 1880, Vicenta Céspedes Muñoz y Rosario Mora Cardosa, compañera de Eugenio, son capturadas y puestas bajo el fallo de la ley por los guardias Marcos Sánchez Benito y Nicasio Fernández Medina. Se las acusa de encubridoras en el robo y asesinato de Críspulo Álvarez. No aguantaron la presión y declararon. Eugenio y Jorge habían abandonado sus casas unos días antes.

El Correo Militar, número 4519, año XXII .1890-11-08.

El día 12 de noviembre Eugenio Martín Olivares y Jorge Martínez Gaspar, son capturados y puestos bajo el fallo de la ley, después de muchas e incesantes pesquisas y en unión de las armas que les fueron confiscadas, por el Sargento Antonio Menéndez Álvarez y guardia segundo Pedro Valero Vicente, son conducidos a estancias penales y quedan arrestados hasta que se celebre el juicio.

Con fecha 25 de diciembre de 1891 el Boletín Oficial de la provincia de Ciudad Real publica la fecha del juicio, 22 de febrero de 1892. El juicio realizado con un jurado popular en la audiencia de Ciudad Real les declara culpables de homicidio y robo, por lo que son condenados a la pena última, la pena de muerte. Se presenta un recurso ante el Tribunal Supremo, el cual es visto en junio de 1892. Sostuvo la sentencia apelada el fiscal señor Landeira, y estuvo encargado de rebatirla el joven abogado D. Manuel Aguilera, afamado abogado en su época, debido a sus profundos conocimientos jurídicos. A finales de julio se resuelve el recurso y se confirma la pena capital.

El Heraldo de Madrid. 1892-06-09.

La situación para Jorge y Eugenio comienza a ser desesperada. Les comunican que la sentencia es firme. La noticia crea un profunda angustia en Jorge que intenta suicidarse en la cárcel en la que está recluido, la de Ciudad Real. El medio del que se vale para llevar a cabo este propósito, es atarse una cuerda en el antebrazo y pincharse con unas tijeras en uno de los vasos sanguíneos de esa región. La pronta intervención del alcaide Sr. Lorente y del médico del establecimiento D. José Blanco, impide que realizase sus sanguinarios propósitos.

La confirmación de la sentencia por el Tribunal Supremo no gusta en Almodóvar del Campo, cabeza del partido al que pertenecen los reos y por ello lugar donde se llevará a cabo la ejecución. A partir de este momento comienzan diferentes movilizaciones en contra de la ejecución de la sentencia por parte de diversos estamentos locales como el Ayuntamiento, el clero y los propietarios. Con el fin de intentar evitar la ejecución se crea una comisión y se realizan diversas gestiones ante el Gobierno de la Nación. Obtienen buenas palabras de los altos cargos de la Administración pero no logran su objetivo, el indulto.

El Día (Madrid). 1892-07-31.

A finales de noviembre, tras el fracaso de la comisión, diarios provinciales como la Tribuna o el Programa se hacen eco del llamamiento humanitario a favor del indulto de los reos de Almodóvar, como ya se les conocía, y se unen en súplicas a corporaciones e individuos con el fin de conseguir la gracia de indulto para los desgraciados Jorge y Eugenio. La ejecución está previsto que se celebre en breve en la ciudad de Almodóvar del Campo, si el magnánimo corazón de S. M. la Reina Regente María Cristina de Habsburgo no hace uso, como se espera, de su Regia prerrogativa. Esta será su última oportunidad, que se haga una propuesta de indulto por el Consejo de Ministros y sea ratificada por su Majestad.

Diario El Programa (Ciudad Real). 1892-11-30.

… (continuará)

Composición de texto libre sobre los hechos acaecidos en la última ejecución pública realizada en Almodóvar del Campo el año de 1892 y sus circunstancias previas. Todos los personajes nombrados y la sucesión de acontecimientos detallados fueron reales. En la próxima entrada enumeraremos los artículos y documentos utilizados en la elaboración del texto así como el desenlace.